✔️ Cuáles son los plazos reales de una reforma integral bien organizada.
✔️ Qué puedes hacer tú para que la reforma avance sin retrasos ni imprevistos.
✔️ Cómo gestionamos los trabajos para que no se solapen ni se frene el proceso.
✔️ Nuestra forma de mantenerte informado y evitar sorpresas durante la reforma.
Una reforma integral no empieza cuando el primer albañil entra por la puerta. Empieza mucho antes. Y si no se hace bien desde el principio, lo más probable es que acabes con una obra interminable, más cara de lo previsto y con resultados que no se parecen a lo que tenías en mente.
En este artículo vamos a contarte cómo es de verdad el proceso de una reforma integral, paso a paso, con ejemplos reales y sin adornos. Y también te diremos cuánto tiempo suele tardar, según nuestra experiencia haciendo reformas completas en viviendas de todo tipo.
Si estás pensando en reformar tu casa de arriba abajo, esto te interesa. Porque más allá de los catálogos de cocinas y los suelos bonitos, una buena reforma se basa en orden, planificación y saber muy bien lo que se está haciendo desde el minuto uno.
Qué es (y qué no es) una reforma integral
No todo vale: diferencias clave entre una reforma parcial y una integral
Muchas veces se usa el término reforma integral como si fuera lo mismo que cambiar el suelo, pintar y renovar el baño. Pero no, una reforma integral va mucho más allá.
Cuando hablamos de una reforma integral, nos referimos a una intervención completa en la vivienda, que afecta tanto a la parte estética como a las instalaciones, distribución y funcionalidad general del espacio. Es decir, no solo se cambia lo que se ve, también se renueva lo que no se ve: fontanería, electricidad, cerramientos, aislamiento, etc.
Una reforma parcial puede ser suficiente si solo quieres renovar un baño, una cocina o hacer algún cambio concreto. Pero si la vivienda tiene muchos años, si las instalaciones están obsoletas o si quieres redistribuir los espacios y adaptarlos a tus necesidades reales, lo más sensato suele ser una reforma integral.
Lo que incluye una reforma integral completa (y que deberías exigir)
Aunque cada caso es distinto, una reforma integral bien hecha suele incluir:
- Demoliciones: tirar tabiques, alicatados, sanitarios antiguos, suelos…
- Redistribución de espacios, si hace falta mover tabiques.
- Renovación completa de instalaciones: eléctrica, fontanería, climatización.
- Cambio de carpintería interior y exterior: puertas, ventanas, armarios.
- Aislamiento térmico o acústico, si procede.
- Revestimientos nuevos: suelos, alicatados, pintura.
- Montaje de cocina y baños completamente nuevos.
Todo esto, bien coordinado, es lo que transforma una vivienda antigua en una casa funcional, moderna y adaptada a quien la va a vivir. Y no, no se improvisa.
Primera visita antes de la Reforma: ver el espacio y entender qué quieres hacer
Por qué es un error presupuestar sin haber pisado la vivienda
Una de las cosas que más problemas da (y que más vemos) es cuando alguien pide un presupuesto “a ojo”, sin que nadie haya visto la casa. Puede parecer cómodo al principio, pero es la receta perfecta para que los números no cuadren después.
Cada vivienda tiene sus particularidades: muros de carga, instalaciones antiguas, desniveles en el suelo, humedades que no se ven en fotos… Todo eso no lo detectas en un plano o en una conversación por teléfono.
Por eso, en Jesbal Habitatge Reformas Gandía, lo primero es ir al sitio. Ver el espacio con calma, hacer preguntas, tomar medidas, entender bien lo que se quiere hacer. Solo así se puede empezar a plantear algo serio. Incluso antes de pensar en presupuestos
Qué se analiza en esa primera visita (y cómo debería enfocarse)
La primera visita no es solo para mirar. Es un momento clave para que el cliente y el profesional estén en la misma página. Y también para resolver dudas que muchas veces el propio cliente no sabe que tiene.
Esto es lo que analizamos normalmente:
- Estado de la vivienda: instalaciones, estructura, acabados.
- Necesidades reales del cliente: ¿Qué quiere cambiar y por qué?
- Limitaciones técnicas: muros de carga, bajantes, ventilación, luz natural…
- Ideas viables y no viables: porque a veces hay que ajustar las expectativas.
- Nivel de intervención: si merece la pena hacer todo o solo una parte.
Lo ideal es que salgas de esa visita con una idea clara de lo que se puede hacer, cómo y en qué orden. Y si no te lo explican así, desconfía.
Planificación y diseño: decisiones que se toman antes de empezar
Cómo se define el alcance real de la reforma
Después de ver la vivienda y entender qué se quiere hacer, toca sentarse a planificar con cabeza. Aquí es donde se decide qué se va a reformar exactamente, cómo y con qué presupuesto.
En esta fase se concreta:
- Qué estancias se van a renovar por completo.
- Qué elementos se conservan y cuáles se sustituyen.
- Si se cambia la distribución de tabiques o no.
- Qué instalaciones se van a rehacer desde cero.
- Qué calidades y acabados se quieren.
Cuanto más claro esté todo antes de empezar, menos sorpresas habrá durante la obra. Porque lo que se decide en esta etapa marca el presupuesto, los tiempos y el resultado final.
Distribuciones, materiales, tiempos y prioridades
Aquí también se definen muchas decisiones clave:
- Distribución: ¿abrimos cocina al salón? ¿Hacemos una suite en el dormitorio principal?
- Materiales: qué tipo de suelo, qué alicatado, qué tipo de carpintería…
- Estilo: moderno, rústico, minimalista… lo que encaje contigo y con el espacio.
- Presupuesto disponible: para saber en qué invertir más y en qué se puede ajustar.
- Orden de ejecución: por dónde conviene empezar y cómo se va a organizar todo.
Una planificación bien hecha te ahorra muchos disgustos después. Porque no se trata solo de que quede bonito, sino de que la obra avance sin parones, sin improvisaciones y con todo bajo control.
Presupuesto realista y contrato cerrado: aquí se evitan los sustos
Qué debe incluir un presupuesto serio
Un buen presupuesto no debería ser una lista genérica con tres líneas y un total final. Debe detallar claramente cada partida, con precios desglosados y especificaciones reales de lo que se va a hacer.
Estas son algunas cosas que debería incluir:
- Demoliciones y desescombro.
- Fontanería y electricidad (si se renuevan).
- Albañilería, falsos techos, aislamientos.
- Pavimentos, alicatados, pintura.
- Montaje de cocina y sanitarios.
- Mano de obra, materiales, transporte, retirada de residuos.
Además, es fundamental que se detalle el IVA, los plazos de ejecución y las condiciones de pago. Nada de presupuestos “orientativos” o “a tanto el metro cuadrado” si estamos hablando de una reforma integral.
Cómo se pacta todo antes de empezar para evitar sobrecostes
El contrato es la herramienta que protege tanto al cliente como a la empresa. Y no, no es una formalidad innecesaria: es lo que define las reglas del juego.
En Jesbal Habitatge, siempre dejamos por escrito:
- El alcance exacto de la reforma.
- El presupuesto cerrado (salvo imprevistos justificados).
- Los plazos de ejecución.
- El plan de pagos.
- Qué pasa si hay cambios durante la obra (ampliaciones, modificaciones…).
Así evitamos malentendidos, discusiones innecesarias y, sobre todo, sobrecostes que nadie esperaba. Porque cuando todo está claro desde el principio, la reforma se vive con mucha más tranquilidad.
Licencias, permisos y vecinos: todo lo que hay que dejar atado
Cuándo hacen falta licencias y qué suele gestionarse desde la empresa
Este es un punto que muchos pasan por alto… hasta que el ayuntamiento o la comunidad pone problemas. No todas las reformas requieren licencia, pero muchas sí. Y si no se hace bien desde el principio, puedes acabar con la obra parada o con una multa.
En una reforma integral es muy habitual que se necesite al menos una de estas dos:
- Licencia de obra menor: cuando no se modifican elementos estructurales ni fachada.
- Licencia de obra mayor: si se cambian elementos estructurales, distribución con carga, cubierta o fachada.
En Jesbal Habitatge, si hace falta tramitar licencias o presentar documentación técnica, nos encargamos nosotros. No se trata de marearte con papeleo, sino de que todo esté en regla antes de empezar.
Avisos y permisos en comunidades: lo que no puedes saltarte
Además de las licencias municipales, hay otra parte importante: los avisos y permisos en comunidades de vecinos. En la mayoría de casos, hay que:
- Avisar a la comunidad con antelación.
- Cumplir horarios de trabajo permitidos.
- Proteger zonas comunes (ascensor, escaleras).
- Acordar dónde se depositarán escombros o materiales.
Una buena empresa de reformas se anticipa a todo esto. Habla con la comunidad, protege correctamente las zonas comunes y se asegura de que no haya conflictos. Porque hacer una reforma sin molestar al vecindario es casi tan importante como hacerla bien por dentro.
Arranque de obra: preparación y primeras retiradas de elementos antiguos
Cómo empieza de verdad una reforma integral (y lo que no se ve)
Una vez están aprobados el diseño, el presupuesto y los permisos… empieza lo que mucha gente cree que es “la obra”. Pero una reforma integral no arranca con martillazos al azar. Hay mucho que preparar antes de tirar el primer tabique.
Esto es lo que se hace justo antes de empezar:
- Protección de zonas comunes y accesos.
- Corte de suministros si es necesario.
- Preparación del espacio (vaciar, desmontar lo existente).
- Planificación de las primeras fases y coordinación de oficios.
Después de eso, sí, empieza la demolición: tabiques, suelos, alicatados, techos antiguos… Se limpia todo lo que no se va a conservar. Pero ojo: aquí también hay que tener experiencia para no tirar lo que no se debe y dejar todo preparado para lo que viene después.
Tiempos estimados para esta fase
Depende mucho del tamaño de la vivienda y de lo que haya que demoler, pero lo normal es que esta fase dure entre 4 y 10 días laborables. Si hablamos de una casa muy grande, puede extenderse algo más.
Lo importante no es correr, sino hacerlo con orden y seguridad, dejando cada zona lista para que los distintos gremios entren después sin interrupciones.
Estructura, instalaciones y cambios invisibles
Fontanería, electricidad, aislamientos y otras partidas que no lucen, pero lo son todo
Esta es, probablemente, la parte más importante de una reforma integral… y también la que menos se ve. Porque no se trata solo de ponerlo bonito, sino de dejar la vivienda lista para durar muchos años sin problemas.
Aquí es donde se renuevan completamente las instalaciones:
- Fontanería
- Electricidad
- Climatización y calefacción
- Aislamientos
- Refuerzos estructurales si los hubiera
Lo que más tiempo (y presupuesto) puede llevar
Esta fase puede alargarse más de lo previsto si:
- Aparecen instalaciones en mal estado.
- Hay trazados complejos.
- No hay coordinación entre gremios.
Bien organizada, esta fase puede durar entre 2 y 3 semanas en una vivienda media.
Acabados y remates: donde se nota si el trabajo es bueno
Alicatados, suelos, pintura y carpintería: orden y lógica para no liar la reforma
Es la parte visible, pero también la más delicada. Aquí entra:
- Suelos
- Azulejos
- Pintura
- Carpintería
- Sanitarios y cocina
Todo esto debe ir en el orden correcto y sin prisas.
Cuánto tarda esta fase si se hace bien
Entre 3 y 4 semanas, dependiendo del tamaño y los materiales. Aquí se nota la diferencia entre una obra con mimo y una con prisas.
¿Y cuánto se tarda en total? Plazos orientativos según nuestra experiencia
Reformas de 60, 90 o más metros: lo que tarda de verdad una obra bien hecha
- Hasta 60 m²: 6-8 semanas
- 70-90 m²: 8-11 semanas
- +100 m²: 11-14 semanas o más
Qué retrasa una reforma y cómo evitarlo
- Cambios a mitad de obra
- Falta de planificación
- Materiales no disponibles
- Falta de coordinación
Si vas a meterte en una reforma integral, esto es lo que deberías exigir
Hacer una reforma integral es una inversión importante. Y más allá del precio, lo que debes exigir es:
- Claridad desde el minuto uno
- Orden y planificación
- Profesionalidad y sentido común
SIN COMPROMISO
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